Las alpisteras son conocidas como un dulce típico de la Semana Santa sanluqueña.
Si preguntas a las abuelas, todas recuerdan como las comían en tiempo de Cuaresma o sentadas en los palcos mientras esperaban a que pasaran los pasos. Vamos, lo que hacemos nosotr@s ahora comiendo pipas. ( Porque como gustan unas pipas en Semana santa 🙂 )
– Abuela, ¿conoces la receta de las alpisteras? Porque he probado tus torrijas, pestiños, roscos de anís…. pero no las alpisteras . – Que va, hija, yo no las he cocinado nunca, eso ya se compraba hecho.- Y así, una tras otra, he ido preguntando a buenas cocineras de Sanlúcar y ninguna me ha podido dar la receta.
Si que me han dicho que hay pastelerías que hoy en día las hacen por encargo en fechas próximas a Semana Santa, ( y que nada tiene que ver con la que hoy cocino).
Y así, investigando en la historia de Sanlúcar dí con un libro «Manual de viajeros por Andalucía y lectores en casa» , escrito por el inglés Richard Ford. Escritor, además de dibujante, vino a España buscando el buen clima de nuestra tierra recomendado por los médicos a su esposa enferma. Afincado entre Sevilla y Granada, iba recorriendo España mientras tomaba notas y hacía bocetos de todo lo que veía y oía por el camino y que hizo que tanto se enamorara de España. Es un libro curioso, porque en él plasma su visión de viajero dejando ver tanto lo bueno como lo malo que le aportaba cada lugar que visitaba. Allá por donde pasaba no deja títere con cabeza, describe, critica mucho y a veces, más bien pocas, engrandece la tierra que pisa.
Es el caso de Sanlúcar, la que muy bien parada no queda en su narrativa pero que compensa con la gracia que al escritor le hace la Manzanilla a la que acompaña con el bizcocho Alpistera y del que nos comparte hasta la receta. ( Ole, ole)
La página 175 del libro dice así:
La mansanilla, mezclada con agua helada, y, mejor aún, con Agraz, es excelente compañera del cigarro puro. El bizcocho de Alpistera es lo más apropiado para comer con ella. Se hace de esta manera: añádase a una libra de harina fina (cuídese de que esté bien seca) media libra de azúcar blanca doblemente refinada y bien machacada y cernida, además de las yemas y la clara de cuatro huevos muy frescos, bien mejidos todos juntos; revuélvase la mezcla hasta hacerla pasta y extiéndase hasta que quede muy fina; córtese entonces en cuadrados, cada uno aproximadamente, como la mitad de esta página; córtese en tiras, de manera que la pasta parezca una mano con los dedos; luego sepárense las tiras y mójense en manteca de cerdo fina, fundida y caliente, hasta que esté crujiente y de un delicado marrón pálido; cuanto más rizadas y retorcidas estén las tiras, tanto mejor; la alpistera debería tener el aspecto de manojos de cintas; espolvoréense con azúcar blanca fina.
Y así, ya por fin, y gracias a Richard Ford, me voy a la cocina, receta en mano de una de las grandes desconocidas de nuestra gastronomía, las alpisteras .
Y salieron, ya te digo!!! Y tal y como iban saliendo iban desapareciendo 🙂 Porque el resultado es delicioso, crujiente, con el punto justo de dulzor por lo que no resulta para nada empalagosa.
Aquí tienes las receta tal y como yo las hice.
INGREDIENTES:
- 1 libra de Harina ( 452 gr.)
- 1/2 libra de azúcar glass (226 gr.) y un poco para decorar.
- 4 Huevos
- Aceite de oliva
ELABORACIÓN:
1.- Mezclar todos los ingredientes hasta obtener una masa que no se pegue en las manos.
2.- Extender la masa muy fina con ayuda de un rodillo. Puedes poner un poco de harina en la mesa para que no se pegue la masa.
3.- Cortar en tiras de unos 10 cm.
4.- Poner a calentar el aceite. Cuando esté muy caliente freír las tiras hasta que queden doradas. Si quieres que queden rizadas antes de echarlas a la sartén dale forma con los dedos para así conseguir esta forma tan original de tirabuzón con la que la describía Richard Ford porque si la pones tal cual se quedan más bien lacias. 🙂 ( me da a mi que ahí le echo un poquito de imaginación.)
5.- Poner en papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
6.- Decorar con azúcar glass.
Y ya están listas nuestras Alpisteras, tan fotogénicas como deliciosas 🙂
Ahora solo queda que esta receta no vuelva a caer en el olvido y que este dulce bocado retorne para adornar nuestras cocinas en tiempo de Cuaresma.
Salvemos a la Alpistera!!!!
Yo recuerdo el sabor de las alpiste ras de Pozo y llevaban un glaseado blanco con saborcillo a limón.
Hola Fátima!!
Si, todavía las venden ahora en Casa Guerrero, creo que por encargo. Y llevan un glaseado de limón que las cubre. Pero no creo que sea esta misma receta. Me encantaría conocer como las hacía Pozo.
Seguiré preguntando a ver consigo dar con esa receta.
Besos!!